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El fraseo en la improvisación

Reflexión sobre el fraseo musical en la improvisación

Se necesita un verdadero músico de primera para improvisar una melodía en su cabeza en medio de la ventisca de acordes moviéndose incesantemente al compás, y se necesita un músico aún más experimentado para NO tocando todas las escalas, patrones y elementos del lenguaje que ha practicado durante horas y horas en su vida.

Muchas personas no se dan cuenta del trabajo y la concentración que se necesitan para llegar al punto en el que puedan liberarse de la teoría y tocar algo que estemos sintiendo en ese momento.

Esta idea de fraseo y de creación de frases musicales con sentido es uno de los aspectos de la improvisación que falta en los solos de muchos músicos. Improvisar no es sólo utilizar escalas o insertar patrones en una progresión de acordes, es sobre todo crear música e inventar melodías personales.

¿QUÉ ES UNA FRASE MUSICAL?

Cuando improvisamos una frase musical, básicamente nos convertimos en compositores que crean nuevas melodías sobre la impronta de una progresión armónica establecida. Por lo tanto, estudiar composición, o al menos familiarizarse con los elementos de la composición, es esencial para crear una frase musical eficaz.

Consultemos algunos pasajes del manual Fundamentos de la composición musical por Arnold Schoenberg.Schoenberg abre el debate centrándose en la frase musical, y los mismos conceptos se aplican a la improvisación:

  • "La unidad estructural más pequeña es la frase, una especie de molécula musical formada por una serie de acontecimientos musicales integrados, que posee cierta completitud y se presta bien a la combinación con otras unidades similares".
  • "El término frase estructuralmente significa una unidad que puede aproximarse a lo que una persona puede cantando en un suspiro. Su final sugiere una forma de puntuación, como una coma".
  • "La estructuración mutua de melodía y armonía es difícil al principio, pero el compositor nunca debe inventar una melodía sin haber conciencia de su armonía".
  • "El ritmo es especialmente importante para formar una frase. Ayuda a crear interés y variedad, establece el carácter y es a menudo el factor determinante para establecer la unidad de la frase."

De ello se deduce que -según Schoenberg- la eficacia de una frase depende de tres factores:

  1. Pensar en términos de completitud de la frase musical.
  2. Conciencia del fondo armónico.
  3. Jugar con la definición rítmica.

La idea del fraseo es muy importante en la música de Schoenberg. Abandonando la armonía convencional, la construcción de acordes e ignorando el empuje del V7 hacia el I en su sistema compositivo, la melodía y el fraseo de cada pieza son decisivos para el oyente, y de esto Schoenberg era muy consciente.

Escuchar cómo se pronuncia y desarrolla una frase musical es algo innato en todo oyente, tanto si lo hace deliberadamente como estudio un músico como si lo hace inconscientemente el oyente casual.

El que no es músico cuando escucha bebop puede sentirse tan desconcertado como un estudiante que oye música de doce tonos por primera vez, pero en ambos casos la inclinación natural hacia la melodía y la repetición son el bote salvavidas que nos salva cuando nos perdemos en el mar de la armonía desconocida.

SIN FRASES, SIN OYENTES

Observar al público en un concierto y sus reacciones ante un músico concreto puede ser muy instructivo en este sentido. A veces la gente está atenta a cada nota, otras veces se distraen o se cuentan la vida tomando una cerveza.

Aparte de las diferencias de interés que puedan existir en el audiencias, ¿qué distingue a unos músicos de otros?

Cuando un músico no consigue captar la atención del oyente, suele deberse (aunque no siempre) a una de estas razones:

  • No crea frases musicales ni reproduce ideas musicales.
  • No sabe navegar por la armonía, no toca cambios de acordes, se pierde en la estructura.
  • Toca sin ningún carácter armónico y/o rítmico, enlaza 8 notas sin sentido o toca sin respetar el tempo o el contenido rítmico de la música.

Si las definiciones anteriores se parecen en algo a nuestros solos, será difícil encontrar un oyente dispuesto a escuchar un solo entero.

El mismo fenómeno ocurre cuando se escucha a alguien hablar en público. Si no está preparado, no está familiarizado con el tema o habla en círculos, el público empieza a dormirse inconscientemente.

Tiene mucho sentido: ¿para qué perder el tiempo escuchando si el artista no ha invertido nada en presentarse a un concierto?

Seguro que hemos sido testigos de este tipo de actuaciones, e incluso puede que hayamos participado en ellas. Todos esos factores destruyen la conexión con el oyente. Nos perdemos en la maraña de notas y acordes, cuando deberíamos estar pensando en comunicación con el público.

Las escalas son importantes, pero son para la sala de ensayo, no para el escenario. Si queremos pasar al siguiente nivel y comunicar nuestro mensaje musical con eficacia, tenemos que ir más allá de las notas. Tenemos que hablar un lenguaje musical.

 

REQUISITOS PREVIOS DE FRASEO

Entender cómo suena una frase es importante, pero hay ciertas cosas que necesitamos desarrollar musicalmente antes de improvisar nuestras frases.

Las frases no aparecerán de la nada si seguimos pensando en escaleras y acordes-tonos. No se nos ocurrirán si tenemos que pararnos a recordar cuál es el siguiente acorde de la estructura o en qué tonalidad va el puente de la canción. Si tenemos que pensar en cada una de las notas que tocamos, nos resultará muy difícil pensar en una frase que encaje en un pasaje determinado y encaje con toda la progresión armónica de la canción.

Si queremos construir frases en nuestros solos, necesitamos ser capaces de escuchar los diferentes tipos de acordes, (mayor, menor, V7, etc.) necesitamos saber de qué notas están hechos los acordes, necesitamos interiorizar el tempo y el carácter de una canción, necesitamos conocer la canción hasta tal punto que podamos cantar la melodía y la progresión de acordes.

Las frases musicales no proceden del intelecto ni del razonamiento, sino del oído y de nuestra musicalidad interior.

Debemos pensar en porciones de tiempo mayores y entender la progresión de oído. Ir más allá de la progresión de acordes. Visualizar mentalmente y de oído cómo suena todo el estribillo y predecir cómo será nuestra primera frase y cómo pretendemos desarrollarla.

Construimos nuestro mensaje musical para el oyente no con notas sueltas, sino con periodos musicales completos.

 

DESARROLLAR EL FRASEO

El blues es el vehículo perfecto para trabajar el fraseo, una estructura de 12 tiempos con un pequeño movimiento armónico, I-IV-I-V7-I.

El movimiento del grado I al grado IV y viceversa es perfecto para desarrollar una frase musical sencilla: toca una idea en el grado I, desarróllala en el grado IV y complétala en los grados II-V. Una afirmación y una respuesta.

Echemos un vistazo a este primer estribillo de Miles Davis en 'Blues By Five' (de Cookin'):

Veamos estos 12 chistes no desde el punto de vista del análisis de los acordes, sino desde el punto de vista de la idea de fraseo. En lugar de pensar en cada acorde, consideramos estos 12 compases como una sola pieza. Miles toca tres frases separadas:

 

Cada idea lleva a la siguiente de forma lógica y fluida. Hay espacio para respirar después de cada frase, y el oyente puede seguir fácilmente el desarrollo de la línea.

 

Cuando analizamos un solo transcrito sobre el papel, nos quedamos atascados en un enfoque nota a nota, pero no es así como escuchamos la música. Ponemos un disco y nos damos cuenta de que no escuchamos nota por nota, sino frases e ideas musicales. Así es como tenemos que pensar cuando transcribimos un solo y cuando improvisamos un solo.

 

TOCA LO QUE CANTARÍAS

Otra parte importante del fraseo es tender hacia una calidad vocal en nuestras líneas, como si las notas que tocamos fueran algo que cantaríamos de forma natural.

Chet Baker es un gran ejemplo de músico que siempre tocaba lo que sentía. No importaba si estaba tocando sus ideas con la trompeta o cantando, siempre había el mismo fraseo musical.

El fraseo musical es el resultado natural de escuchar cientos de grabaciones, transcribir solos y melodías, pero también es el resultado de desarrollar nuestro oído, estudiar la teoría y las progresiones de acordes y melodías hasta tal punto que no tenemos que pensar en ellas conscientemente.

Después de algún tiempo, la idea de formar una frase musical que estamos oyendo en nuestra cabeza nos parecerá natural. Del mismo modo que aprendimos a hablar, empezaremos a improvisar frases musicales que tengan sentido y a desarrollarlas en nuestros solos.

Ten en cuenta que pensar en frases es sólo el principio. Una vez acostumbrados a tocar frases, podemos utilizar otras técnicas para desarrollar aún más nuestras ideas. Sea cual sea la forma en que desarrollemos nuestros solos, mantengamos una actitud mental hacia el fraseo musical siempre que improvisemos.

 

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